Esta vez no: La derecha radical no gana en Holanda.
- byclaudiamorales
- 17 mar 2017
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Después del Brexit y el éxito que supuso la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el populismo xenófobo ha recibido su primera gran derrota en Occidente.
Esta vez no, pese a que los sondeos decían que podía proclamarse con la victoria, Geert Wilders, el candidato xenófobo y racista a la presidencia de Holanda, no será presidente. En las elecciones de ayer, 15 de marzo, se proclamó presidente el actual primer ministro Mark Rutte, liberal de derechas.
Me encantaría decir que las encuestas se equivocaban tanto que Wilders ha quedado casi en el último puesto, pero no, pese a que la victoria fue para el liberalismo de derechas la ultraderecha queda en segundo lugar. Mientras que el partido de Rutte obtuvo el 21,4% de los votos, el partido de Wilders obtuvo el 13,1%. Le siguen con 12,5% los democristianos y con un 12% para los liberales de izquierdas de D66. Los socialistas radicales se quedaron con el 9,7% y los ecologistas de Groenlinks cosecharon un 9%.
Es decir, el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (Rutter) obtuvo 33 escaños y el Partido por La Libertad (Wilders) 20 escaños.
Jean Claude-Junker, el Presidente de la Comisión Europea felicitó a Holanda por haber votado “por Europa y contra el extremismo”. Recordemos que Wilders quería aislar y sacar a Holanda de Europa, entre otras muchas cosas.
Que son buenas noticias es una realidad, que aun así la extrema derecha es la segunda fuerza y pisa los talones a los partidos en las presidencias actuales, también. El auge de la extrema derecha es un hecho innegable que no puede de dejar cuanto menos preocuparnos. Desde la Segunda Guerra Mundial la extrema derecha no había experimentado tal auge.
Todos sabemos quién es Donald Trump. Su campaña para las elecciones a la presidencia de Estados Unidos fue prácticamente llevada a cabo durante un año, año en el que con su campaña mediática hizo que dejara de ser prácticamente un desconocido más allá de Estados Unidos y fuese conocido mundialmente, ocupando portadas de periódicos y tiempo en los telenoticias de todo el mundo.
Esta campaña no tiene nada que ver con la llevada a cabo por la ultraderecha xenófoba y racista de Holanda. Su líder, más bien, ha llevado la campaña electoral menos campaña electoral de toda la Historia. Eso sí, ambos tienen una melena rubia oxigenada.
Y es que Geert Wilders a penas se ha dejado ver esta campaña. Parece mentira, siendo el candidato más popular, pero es cierto, y quizá en cierto modo esto también ha influido.
Tal y como he podido leer hoy mismo en periódico El País:
”El político de melena oxigenada vive aislado por miedo a ser asesinado por sus furibundas críticas al islam y así recibió los resultados. Mientras los otros candidatos compartían la noche con sus asesores y militantes, él escuchó lo que habían decidido los holandeses encerrado en su despacho. El hombre que lidera una entente de radicalidad y racismo con otros líderes similares en Francia, Alemania y Austria, se presenta a sí mismo como la voz de la gente de la calle, pero la realidad es que lleva más de una década viviendo en una burbuja. 24 horas protegido por la policía, sin domicilio fijo y limitando sus apariciones públicas. El candidato más popular de todos es el que menos se ha dejado ver en campaña.”
Creo que esto lo resume bastante bien y se explica por si solo, ¿no creéis?
Si algo bueno podemos sacar de estas elecciones holandesas, aparte de que no tenemos otro ultraderechista liderando un país (¡que ya es…!), es que la participación se ha situado en el 83%, subiendo 8 puntos desde las anteriores. También, la entrada en escena de partidos políticos, deja un plano electoral que recoge el mayor número de partidos con escaños en la Historia de Holanda.
Parece que Geert Wilders no está muy convencido de que los resultados sean ciertos (claro, él se considera la voz del pueblo…) y es por eso que ha pedido un recuento a mano de los votos, porque teme de un ciberataque. Aunque se equivoque, Wilders ha asegurado que Rutte no se librará tan fácilmente de él.
¡Esperemos que en eso también se equivoque, y permanezca… en su querida burbuja!

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