CUANDO LA REALIDAD SUPERA LA FICCIÓN
- byclaudiamorales
- 1 feb 2017
- 4 Min. de lectura
Un guantazo de realidad
En el año 2016 ha tenido lugar un acontecimiento que a muchos ha hecho que se nos abra la boca y que nos pongamos la mano en la cabeza. Un señor, llamado Donald Trump, que bien podría haber pasado por presentador de un show de bromas sarcásticas y de mal gusto, se presentaba a las elecciones para la presidencia de Estados Unidos. Sus faltas de respeto, su sarcasmo y arrogancia, eran retransmitidos en directo por decenas de cadenas de televisión y los periódicos empezaban a ocupar sus portadas con sus fotos y sus frases célebres. Lo más preocupante, es que no se trataba de un hombre hablando un lugar vacío desde un atril, sino que lo hacía desde pabellones llenos de gente que aclamaban su nombre y aplaudían sus grandes frases y argumentos. Sin embargo, el pensar “no ocurrirá jamás, este hombre no va a ganar las elecciones”, parecía calmarnos.
Una vez más, nos equivocamos, y la realidad volvió a superar a la realidad. En Noviembre, Donald Trump ganaba las elecciones y era escogido democráticamente, como presidente de los Estados Unidos, ganando a Hilary Clinton, al que el mismo definió como “nasty woman" (una asquerosa mujer).
La pregunta entonces dejó de ser, ¿cómo ha podido ser que este hombre haya llegado a donde ha llegado? Y pasó a ser ¿realmente hará todo lo que dijo durante la campaña, que haría una vez en la presidencia? Entre lo más destacable y conocido, prometió cosas como el veto migratorio, construir un muro entre EEUU y México…
Desde luego, a las dos primeras promesas se ha mantenido fiel, y no solo fiel, sino rápido. En su primera semana en la Casa Blanca firmó la orden para construir un muro entre EEUU y México (que además, deberían pagar los mexicanos) y ha prohibido la entrada a personas de casi diez países (musulmanes en su mayoría).
Otra vez, el mundo volvió a sorprenderse cuando vio que este hombre hablaba muy en serio detrás de esos atriles y que ya estaba llevando a cabo esas medidas que, en el siglo XXI, nos parecían impensables. Por eso ha habido un rechazo a nivel mundial (a excepción de algunos países, claro) al veto migratorio. Naciones Unidas, lo ha categorizado como violación de los derechos humanos, además de, una medida ilegal. A este hombre, claro está, poco le importa la opinión de Naciones Unidas, y cómo categorice sus medidas.
Ya ha eliminado el español de la web de la Casa Blanca y ha ordenado el cierre de la página de Medio Ambiente y Cambio Climático. No le importa qué opina Green Peace, y tampoco contribuir enormemente y descaradamente, a fastidiar un poco más el planeta, ¿para qué ocultarlo?, puede hacerlo.
Me imagino a Donald Trump llegando el primer día a su ahora despacho, sentándose en su silla, llamando a la secretaria y diciéndole “chata, tráeme algo de beber”, poniendo los pies encima de la mesa y diciendo a los presentes que esperan sus primeras órdenes, “ahora vais a ver quién manda, voy a hacer lo que me dé la gana, y vosotros lo vais a acatar, ¿estamos?”. ¿Tú también te lo imaginas así?
Claro que este hecho ha provocado un rechazo mayoritario, claro que nos parece una barbaridad esta medida, claro que nos parece algo inhumano, pero también, provoca lo contrario. Es decir, más islamofóbia, y un ejemplo a seguir para países como Francia (por Marie Lepain y su partido ultraderechista) y otros que pretenden cerrar sus fronteras a millones de personas procedentes de ciertos países. No es disparatado pensar que puede producirse la elección de otros candidatos ultraderechistas. No lo es ya, después de que Donald Trump haya sido escogido, pese a su campaña llena de argumentos inhumanos, que violan derechos humanos, despectivos a todo lo contrario a su pensamiento, machistas, homófobos, racistas, y un sinfín de adjetivos despreciables. A eso debemos tenerle miedo. Lo que considerábamos imposible y la gran mayoría (al menos en Europa) intolerable y terriblemente peligroso basándonos en la propia Historia, no lo es para todos, ha ocurrido, y quizá sea el principio de algo mucho mayor. Ese ha sido nuestro guantazo.
No hay que olvidar que hay muchas formas de hacer políticas que atentan contra los derechos humanos, de carácter racista o machista. Que desde la frontera de Melilla se dispare con balas de goma a los refugiados que naufragan intentando sobrevivir para llegar a una playa, desahuciar a las personas y dejarles sin hogar (un derecho fundamental, el del techo) y aumentar las tasas de pobreza infantil, o no firmar un Pacto Contra La Violencia Machista, también es hacer una política racista, sin escrúpulos y machista. Y eso no está ocurriendo allí, sino aquí.
Cuesta seguir manteniendo la esperanza en el ser humano, después de que en el siglo XXI y después de lo que ha ocurrido en nuestra vergonzosa Historia, se juegue con algo tan serio como es poner a este señor en la Casa Blanca, con todo lo que eso conlleva. Más miedo da que realmente, no haya sido escogido por un cabreo generalizado en Estados Unidos, y sus votos puedan considerarse “votos de castigo”, y tantos millones de personas piensen así y quieran eso para nuestro mundo.
¿Expulsar a Trump de la Casa Blanca? Muy difícil, pero posible. ¿Probable? Nunca antes ha ocurrido, pero los que esperamos que este mundo aún tenga dos dedos de frente y no quiera caer en los errores del pasado, esperamos que sí. Porque llegados a este punto, o Donald Trump baja el ritmo y no lleva a cabo todo lo que ha prometido, o Estados Unidos y sus poderes políticos y judiciales impiden que este rumbo siga, o señores y señoras, agárrense, estamos ante algo que puede ser el comienzo de lo que pensábamos que nuestros ojos no verían jamás.
Comentarios